[Reflexiones de un CEO] Excelencia operativa y resiliencia: el nuevo lenguaje del CEO

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Por Gonzalo Fernández, CEO de Ibernova

Vivimos en un entorno en el que la incertidumbre ya no es la excepción, sino la norma. Globalización, diversificación de mercados, cambios regulatorios, disrupciones en la cadena de suministro o nuevas demandas de clientes nos obligan a convivir con la complejidad de manera permanente. En este contexto, la competitividad de las empresas ya no depende únicamente de su tamaño o de la fortaleza de sus balances. Se mide en algo más profundo: su capacidad de alcanzar la excelencia operativa y ser resilientes ante cualquier desafío.

Este es, a mi juicio, el nuevo lenguaje que todo CEO debemos hablar.

Excelencia operativa: saber cómo está la compañía en cada momento

Excelencia operativa no significa procesos perfectos ni cero incidencias. Significa tener visibilidad y control en tiempo real de lo que ocurre en la organización, desde la fábrica hasta el cliente.

Un CEO que dispone de indicadores claros sobre cómo opera su negocio puede anticiparse a los problemas, asignar recursos de forma eficiente y tomar decisiones basadas en hechos, no en intuiciones. Esa claridad es la que diferencia a las compañías que sobreviven de las que lideran.

Resiliencia: continuidad del negocio en un mundo cambiante

La resiliencia empresarial es la capacidad de mantener la continuidad del negocio incluso cuando el entorno cambia de manera brusca. No hablamos solo de resistir, sino de adaptarse con agilidad y salir reforzados.

La movilidad, el acceso remoto a datos y la posibilidad de tomar decisiones en cualquier lugar y momento son hoy elementos críticos. Un CEO necesita saber en el menor tiempo posible qué impacto puede tener una disrupción externa o interna, y qué medidas adoptar para mitigarla. La resiliencia no es un atributo “blando”, es un factor de competitividad tangible.

La integración de sistemas como columna vertebral

La excelencia y la resiliencia no se logran con herramientas aisladas. Se logran con sistemas integrados que convierten los datos en información relevante, proporcionando en una visión unificada.

  • ERP: ofrece la visión global de los recursos financieros, humanos y productivos de la empresa. Permite planificar y coordinar, asegurando que la estrategia se refleja en la operativa diaria.
  • MES: conecta la planta con la dirección, midiendo la eficiencia en tiempo real y detectando desviaciones de inmediato.
  • CAD/CAE/CAM: posibilitan la innovación ágil en el diseño y la fabricación, reduciendo plazos de desarrollo y asegurando calidad en los productos.
  • PDM/PLM: gestionan el ciclo de vida completo del producto, garantizando trazabilidad, cumplimiento normativo y capacidad de adaptación a nuevos requisitos legales.

 

Cuando estos sistemas trabajan en conjunto, integrados, el CEO dispone de indicadores fiables y transversales que reflejan la salud real de la compañía. La integración no es solo eficiencia tecnológica, es lo que permite hablar el idioma de la excelencia y la resiliencia.

Del dato a la decisión: anticipar es liderar

Anticipar no significa adivinar el futuro, significa tener la información necesaria para prever riesgos y oportunidades antes que la competencia.

La integración de sistemas permite que los datos se conviertan en información de alto valor la cual permita decisiones inmediatas:

  • Detectar un fallo en la producción y corregirlo al instante.
  • Prever un retraso en la cadena de suministro y activar planes alternativos.
  • Identificar cambios regulatorios y adaptar procesos con agilidad.

 

Un CEO que puede anticipar dispone de una ventaja competitiva incalculable. En un mundo globalizado, la velocidad con la que reaccionamos marca la diferencia entre liderar o quedarse atrás.

El rol activo del CEO: de espectador a protagonista

La digitalización no puede quedar relegada a los equipos de IT. Es una decisión estratégica que debe ser liderada desde la alta dirección. El CEO no es un espectador pasivo del proceso, sino un actor protagonista que define cómo la tecnología se adapta al negocio y no al revés.

Esto implica cambiar la mentalidad: dejar de ver la digitalización como un gasto tecnológico y asumirla como un inversor en competitividad, resiliencia y diferenciación. Quien no lo haga, corre el riesgo de perder relevancia en un mercado cada vez más exigente.

Equipos conectados: la resiliencia también es humana

La excelencia operativa no depende solo de sistemas y procesos. También requiere de equipos alineados y conectados. Cuando la información fluye de manera transparente, los equipos se empoderan, la colaboración aumenta y la capacidad de respuesta se multiplica.

Un CEO que quiere excelencia y resiliencia debe apostar por una cultura en la que la digitalización sirva como lenguaje común entre departamentos, facilitando la colaboración y la confianza.

En Resumen: el nuevo lenguaje del liderazgo empresarial

Hoy, más que nunca, los CEOs debemos hablar un nuevo idioma: el de la excelencia operativa y la resiliencia. Un idioma que se construye sobre la base de la integración de sistemas, la claridad de indicadores y la capacidad de anticipar decisiones en tiempo real.

La excelencia operativa nos permite saber dónde estamos. La resiliencia nos permite adaptarnos a lo que viene. La combinación de ambas es lo que asegura la competitividad en un entorno global, diversificado y regulado.

La invitación que hago a mis colegas CEOs es clara: no dejemos que la digitalización nos arrastre como una ola, tomemos las riendas y convirtámosla en el motor que nos permita liderar. Porque el futuro no será de quienes tengan más tecnología, sino de quienes la pongan a trabajar activamente al servicio de su negocio y de su gente.

 

“No sobrevive la especie más fuerte, ni la más inteligente, sino la que mejor responde al cambio.”
— Charles Darwin

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