Por Gonzalo Fernández, CEO de Ibernova
En un mundo cada vez más globalizado, donde las grandes multinacionales marcan las tendencias tecnológicas y los mercados parecen dominados por propuestas estandarizadas, conviene recordar una verdad fundamental: la competitividad de nuestras empresas no se juega en un despacho de Silicon Valley, sino en nuestras fábricas, oficinas y cadenas de valor aquí.
La pyme industrial, que representa el corazón de nuestra economía, no necesita discursos abstractos ni soluciones uniformes. Necesita cercanía, comprensión de su realidad y tecnología que se adapte a su singularidad. Y es precisamente ahí donde radica el verdadero valor del software industrial desarrollado aquí, y para aquí, nuestro país.
La realidad de la pyme industrial
El tejido industrial está formado mayoritariamente por pymes. Compañías que generan empleo, que exportan, que innovan en silencio y que, a pesar de la competencia global, siguen siendo el motor de crecimiento de nuestra economía.
Pero estas empresas se enfrentan a retos específicos:
- Competencia internacional cada vez más intensa.
- Exigencias de diversificación e internacionalización.
- Adaptación continua a normativas locales y europeas.
- Necesidad de diferenciarse en un mercado saturado.
Pretender que todas estas compañías encajen en una única receta digital es desconocer su realidad.
La legislación: de reto a oportunidad
En Iberia y en Europa, las empresas viven bajo un marco normativo exigente: fiscalidad, sostenibilidad, trazabilidad, calidad, seguridad laboral. Para muchos, estos cambios legislativos se perciben como trabas. Para mí, son palancas de competitividad.
La diferencia está en cómo se abordan. Un software industrial desarrollado aquí, por un fabricante que entiende la normativa local, no solo ayuda a cumplir, sino que permite anticiparse. Transformar cada nueva obligación en una ventaja competitiva: demostrar trazabilidad, ganar confianza en el mercado y diferenciarse por transparencia y rigor.
La integración de sistemas como clave de valor
El cumplimiento normativo, la eficiencia operativa y la competitividad no se consiguen con herramientas aisladas. Se consiguen gracias a la integración de sistemas que convierten datos dispersos en conocimiento útil para la dirección.
- ERP: gestiona los recursos y la estrategia financiera, alineando la operativa con los objetivos de negocio.
- MES: asegura la eficiencia en planta, conectando directamente la producción con las decisiones de dirección.
- CAD/CAE/CAM: permiten innovar con rapidez en diseño y fabricación, reduciendo costes y plazos.
- PDM/PLM: garantizan la trazabilidad completa del producto, adaptándose a las normativas locales y europeas.
Cuando todo esto trabaja de forma integrada, el CEO y su equipo directivo puede tomar decisiones en tiempo real, con indicadores fiables, y convertir la complejidad legislativa en una ventaja estratégica.
Diferenciación frente a estandarización
Uno de los grandes errores de la industria tecnológica ha sido imponer el “café para todos”. Proponer la misma solución estándar para una gran multinacional alemana que para una pyme industrial. El resultado es siempre el mismo: procesos rígidos, empresas que se ven obligadas a adaptarse a la tecnología y pérdida de competitividad.
En Ibernova creemos en lo contrario: la tecnología debe adaptarse al negocio. Solo así se logra lo que toda empresa busca: flexibilidad, agilidad y capacidad de diferenciación.
La diferenciación no es un capricho, es la estrategia más sostenible en un mercado global. Y la digitalización, cuando se adapta a cada empresa, se convierte en el motor que la hace posible.
La cercanía como ventaja competitiva
La proximidad no es solo geográfica, también es cultural y estratégica. Estar cerca significa entender cómo se toman las decisiones en una pyme, qué peso tienen los equipos, cómo se relaciona con su cadena de suministro y qué importancia tiene cumplir con cada detalle legislativo.
Un socio cercano no solo ofrece software, ofrece acompañamiento real. Está presente en los momentos de crecimiento, en las crisis y en los procesos de cambio. Habla el mismo idioma, comprende las prioridades y construye confianza a largo plazo.
El rol del CEO en esta transformación
Quiero dirigirme a mis colegas CEOs. Nuestra responsabilidad no es comprar más tecnología, sino elegir la que se adapta a nuestro negocio y potencia nuestra competitividad.
Debemos preguntarnos:
- ¿Estamos obligando a nuestra organización a encajar en soluciones estándar?
- ¿Contamos con un socio tecnológico que entienda la realidad de nuestra empresa y la legislación local?
- ¿Estamos usando la digitalización como un medio para diferenciarnos y liderar, o como un fin en sí mismo?
Si no podemos responder con claridad, entonces es momento de replantear nuestra estrategia.
En resumen: el valor de lo cercano y lo propio
El futuro de la industria no depende de seguir los dictados de las multinacionales tecnológicas, sino de construir propuestas propias, cercanas y adaptadas a nuestra realidad.
La digitalización será la palanca que nos permita competir en igualdad de condiciones, siempre que la entendamos como un medio para lograr nuestros objetivos: resiliencia, crecimiento, diferenciación y liderazgo sectorial.
La cercanía y la diferenciación no son eslóganes. Son el verdadero valor de un software industrial diseñado aquí, para nuestras empresas, con nuestro marco legislativo en mente y con la ambición de llevar a la pyme a liderar en un mercado global.
Porque la tecnología más valiosa no es la que se impone desde fuera, sino la que se integra en nuestra forma de hacer negocio, respeta nuestra singularidad y nos acompaña en cada paso de nuestro crecimiento.
“No se trata de ser diferentes solo por serlo, sino de ser diferentes para marcar la diferencia.”
— Coco Chanel
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